INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Y ANÉCDOTAS HISTÓRICAS

Anécdotas históricas


ORIGEN DE LAS DOCE UVAS DE NOCHEVIEJA:

Comenzaron a tomarse de manera masiva en España en la Nochevieja
de 1909, debido a un excedente de la cosecha en Alicante, Murcia y Almería.
Sin embargo ya en el siglo XIX existía la costumbre entre los burgueses
españoles de comer uvas y brindar con champán para despedir el año.
Según la tradición, en la mesa se colocan 12 uvas delante de cada comensal
que simbolizan los 12 meses del año y que deben comerse con
cada una de las campanadas del reloj. En otros países también existen alimentos
típicos para dar la bienvenida al nuevo año. En Grecia suelen cocinar
un pastel llamado Vassilopitta en cuyo interior se coloca una moneda
de oro o de plata. El que encuentre la moneda en su plato será la persona
con mejor suerte en el año que se avecina. Y en Italia y algunos países sudamericanos
es tradición comer un plato de lentejas estofadas tras las campanadas
de media noche para atraer la prosperidad y la fortuna en el año
entrante.
La tradición marca tomar las doce uvas a los pies del reloj de la Puerta
del Sol, pero esta tradición provocó tanto interés que ya en 1903 las uvas
también se comían en Tenerife y poco a poco se fue ampliando al resto
de España, aunque la tradición marca que deben tomarse en la Puerta del
Sol.
La prensa de 1907 se queja de que esta tradición, supuestamente importada
por los aristócratas de Francia o Alemania se haya arraigado tanto
en la sociedad y la clase más baja la haya adoptado cuando en sus primeros
años se burlaba de esto.
Esta tradición ya se conoce en toda España en 1903 aunque no será
hasta años después que se extienda a todo el territorio nacional.
En España se utilizan uvas frescas, siendo la variedad más consumida
la uva de Vinalopó. En otros países, como en Argentina, se comen doce
uvas pasas. Aunque el porqué de ser doce no se tiene claro si es por los
«doce meses», una uva por cada mes, o si es por las “doce campanadas”,
evidentemente, una uva por cada toque de campana.
Según la tradición, se cree que el que se coma las doce uvas al compás
de las campanadas tendrá un año próspero. Ciertas casas comerciales vieron
en esta tradición una buena oportunidad y a principios de los años
2000 comenzaron a comercializar botes individuales con doce uvas, peladas
y sin pepitas.



TODOS VENIMOS DE ATAPUERCA:
Los restos encontrados en Atapuerca demuestran que son los más antiguos
de Europa, lo que quiere decir, que con toda probabilidad somos
descendientes de ellos.
Los restos más antiguos encontrados los han llamado homo antecesor.
Vivieron hace unos 800.000 años. Eran individuos altos, fuertes, con rostro
de rasgos arcaicos y cerebro más pequeño que el hombre actual.
Descendientes de ellos fueron el homo heidelbergensis, que vivió en
la sierra burgalesa de Atapuerca hace unos 500.000 años. El nombre lo
toman de una ciudad alemana llamada Heidelberg donde se encontró una
mandíbula de esta especie de homo. Se trata de individuos muy altos y
fuertes, de grande cráneos, con mandíbulas salientes y gran abertura nasal.
Esta especie vivió en Europa entre los 500.000 y los 200.000 años. Es una
especie intermedia entre el homo antecesor y el hombre de Neandertal.
Eran cazadores y recolectores. De su higiene sabemos que utilizaban
palillos de dientes para la limpieza de los espacios interdentales. Usaban
abrigos de piel para evitar el frío y fabricaban herramientas de piedra y
madera.
Se organizaban en pequeños grupos o clanes entre 15 y 40 individuos
jerarquizados. Realizaban contractos esporádicos con otros grupos para
evitar la endogamia.
Posteriormente al homo antecesor y al homo heidelbergensis apareció
en la sierra burgalesa el homo sapiens. Este es el hombre moderno, son
nuestros antepasados. Salieron de África hace unos 200.000 años. Eran cazadores
y recolectores. Estos fueron los primeros que tuvieron pensamiento
abstracto y utilizaron el simbolismo, del cual se cree que carecieron
todas las demás especies anteriores.
Así pues, esta especie salió de África hace 200.000 años, primero fueron
a Asia y luego a Europa y América. A su avance, fueron desapareciendo
otras especies emparentadas con él, como la de los neandertales.
El pensamiento humano moderno, dicen la mayoría de los científicos
que se generalizó hace unos 50.000 años. Ya se conocen para entonces las
primeras muestras de arte prehistórico, que alcanzó su máxima expresión
en las pinturas rupestres francesas y españolas. Aquel hombre cazaba, pescaba,
cuidaba a sus congéneres y fabricaba útiles cada vez más complejos.
Las comunidades nómadas se empezaron a asentar en Oriente Próximo
hace unos 9.000 años, cuando apareció la agricultura. Las primeras ciudades
se levantaron en Mesopotamia, la cuna del primer imperio merecedor
de tal nombre, donde hace unos 5.000 años se desarrolló la primera escritura.
Y la prehistoria se convirtió en historia.
Somos nosotros mismos que con el devenir de los tiempos nos hemos
convertido en “Homo Tecnologicus”. Durante millones de años (entre
cinco y siete) los homínidos tuvieron que evolucionar y luchar contra un
medio ambiente no siempre amigo, para llegar hasta lo que somos hoy,
una especie inteligente; tanto que somos capaces de destruir el planeta que
nos acoge.
Y aunque posiblemente no seamos los únicos seres inteligentes del Universo
(entre 100.000 millones de galaxias con más de 100.000 millones de
estrellas debe de haber más de un planeta que haya desarrollado la vida y
posiblemente la inteligencia), sí somos únicos hasta que no se demuestre
lo contrario, y sólo por eso deberíamos respetar más la vida de nuestra
propia especie y por supuesto la de cualquier otra especie de este planeta
para que la herencia genética siga su evolución.
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